Desde el inicio de las clases el 5 de marzo en la Provincia de Buenos Aires, han surgido múltiples episodios de violencia en las escuelas. Se han registrado 14 incidentes graves en poco más de un mes. Estos eventos en las aulas incluyen el uso de armas de fuego, agresiones con cuchillos, palizas grupales, organización de tiroteos a través de grupos de WhatsApp y videos de amenazas. Las redes sociales han jugado un papel significativo en estos sucesos. La repetición y la gravedad de estos eventos generan temor y preocupación ante la posibilidad de que alguno resulte en tragedias mortales.
Reacción de las autoridades educativas
La Dirección General de Escuelas de la Provincia, liderada por Alberto Sileoni, emitió una carta abierta a la comunidad educativa para abordar el “clima de agresividad y hostilidad”. En el comunicado, se responsabiliza a las “más altas instancias de autoridad pública”, así como a las redes sociales, e insta a las familias y a la sociedad civil a una corresponsabilidad en la cuestión.
Factores que contribuyen a la violencia
Educar en un contexto permisivo, sin límites claros, resulta problemático, según especialistas y educadores. Estos señalan un problema de fondo: la falta de fe en la autoridad y un sistema educativo ineficaz. La carencia de equipos interdisciplinarios para enfrentar la violencia y la aceptación normalizada de estos eventos también se menciona.
Instrumentos peligrosos y redes sociales
Desde que comenzaron las clases, los incidentes han seguido un patrón: en varios de ellos se identifica el uso de algún tipo de arma, acciones de ataque en grupo, amenazas en línea o el registro de estos actos violentos por medio de teléfonos móviles.
Por ejemplo, en Hurlingham, un estudiante mostró un arma en la escuela a sus compañeros. En La Plata, una estudiante fue atacada por compañeras y el incidente fue grabado. Situaciones similares ocurrieron en diferentes localidades, donde jóvenes han utilizado armas de fuego o navajas para amenazar o agredir.
La respuesta del gobierno de Buenos Aires
La Dirección General de Cultura y Educación comunicó que los problemas en las escuelas a menudo son síntomas de procesos violentos y latentes que los adultos no detectan a tiempo. La entidad hace un llamado a los padres a supervisar el contenido al que sus hijos están expuestos a través de redes sociales, que pueden incluir materiales deshumanizantes y agresivos.
Además, el comité que representa a los docentes, SUTEBA, plantea que estos incidentes reflejan una violencia social extensa que repercute en las escuelas, al ser éstas microcosmos de la sociedad. Se presentó también una guía de intervención destinada a manejar estas situaciones de conflicto, desarrollada desde el año anterior.
La opinión de los docentes y su situación
La falta de consecuencias para comportamientos peligrosos en el ámbito escolar es una de las mayores preocupaciones de los docentes. Están convencidos de que el sistema actual promueve la inclusión, pero no entrega herramientas efectivas para disciplinar estos casos. Existe miedo entre los profesores al exponerse a situaciones de riesgo en el entorno educativo, el cual parece deteriorarse.
La relación conflictiva con los padres también contribuye a la tensión en las escuelas. En incidentes reportados, algunos padres han reaccionado defensivamente a través de redes sociales, criticando a las autoridades escolares y minimizando la gravedad de los incidentes. A veces, la violencia llega incluso a los docentes, que han sido agredidos por padres.
Impacto del uso de tecnología
El impacto del uso inadecuado de la tecnología en las aulas es palpable. El uso de celulares se percibe como una distracción importante, siendo Argentina uno de los países más afectados según las pruebas PISA. Esto también se vincula a una presión entre los adolescentes por responder inmediatamente a mensajes de texto, incrementando el estrés y el potencial de conflicto.
Una ausencia de autoridad y escuchas institucionales
Los adolescentes enfrentan desafíos importantes sobre su sentido de pertenencia y límites. La psicóloga Mónica Toscano comenta que los jóvenes no confían en la autoridad adulta, un fenómeno amplificado por las redes sociales. Implementar un marco institucional donde se escuchen las preocupaciones de alumnos y padres es primordial para abordar esta problemática y fortalecer una comunidad educativa segura.