Contexto y Background de la Tragedia
En las vibrantes y coloridas calles de Caminito, donde la pasión del tango se entrelaza con el inconfundible aroma del choripán y el clic de las cámaras parece incesante, pronto se sentirá la ausencia de un ícono local. Orlando Ismael Ceballez (51), conocido por su risa contagiosa y su amor por Boca Juniors, dejó un vacío imposible de llenar en su silla de ruedas. Su vida llegó a un triste desenlace cuando su hermano Daniel perdió la vida intentando rescatarlo de un feroz incendio.
Hermandad y Sacrificio
El trágico siniestro ocurrió el domingo en la vivienda de madera y chapa que compartían en la calle Villafañe 439, en La Boca. Junto a Ismael falleció su hermano Daniel Conde (55). Esta dupla inseparable se cuidaba mutuamente, llevaban una existencia sencilla, atada al mate, una devoción compartida por Diego Maradona y el cotidiano discurrir del barrio.
“Daniel falleció intentando rescatar a Ismael. Quedó atrapado por un cable que se enredó en su pie cerca del cuarto de Ismael, y una madera le cayó encima. Si no lograban salir juntos, no salía ninguno. Estoy segura de que murieron tratando de escapar”, relata Valentina Ceballez, sobrina de ambos.
Conocido por sus amigos como “Isma”, llevaba una vida de antaño; cada día disfrutaba del Caminito, un museo al aire libre, desarrollando una conexión especial con su gran amor: Boca Juniors.
La memoria de Isma perdura en las fotos de miles de turistas y en los corazones de un vecindario que ya lo echa de menos. “Era muy apreciado”, comenta Nancy, quien lo había conocido de toda la vida.
“Cualquiera que conociera a mi tío, sabe que era una persona amable, generosa y siempre dispuesta a ayudar. Si necesitabas algo, Ismael y Daniel siempre estaban presentes”, agrega Valentina.
Ceballez trabajó como seguridad en el emblemático restaurante La Perla, reconocido por su oferta tradicional y ambiente de tango. Posteriormente, debido a problemas de salud, se convirtió en un anfitrión para los turistas, trabajando al lado del doble de Maradona, Escolástico Berto Méndez, su amigo leal.
Escolástico e Ismael vivieron emocionantes experiencias juntos, como un viaje en camioneta al mundial de fútbol 2014 en Brasil, donde conocieron jugadores, celebridades y personas importantes, como las hijas de Maradona, Dalma y Gianinna.
Ismael era, sin duda, un ferviente seguidor de Boca Juniors. Era conocido por todos en el club, tanto jugadores como miembros del comité. “Ismael nunca escatimó en su pasión por Boca. Todos lo apreciaban”, comparte Rubén Corvalán, amigo que también trabajaba en La Perla.
En su cuenta de Instagram, Ismael compartía imágenes con figuras destacadas como Mauricio ‘Chicho’ Serna, Martín Palermo y César Luis Menotti, siempre exhibiendo una sonrisa y la camiseta azul y oro que tan bien lo representaba. El cariño por Boca no solo era parte de su vida, sino que definía su identidad.
A pesar de enfrentar problemas de salud como la amputación de una pierna debido a la diabetes, Ismael nunca dejó que esto lo apartara de su querido lugar en Caminito. Le encantaba conversar con los vecinos y formar parte del bullicio diario.
Como un gigante de corazón dorado, Ismael no tuvo hijos, pero dejó un legado de amor y recuerdos en la comunidad. Participaba activamente en las vivencias de Caminito, donde su figura era conocida y apreciada por todos, un verdadero referente de la vida boquense.
Aunque su salud decayó en los últimos meses, su ausencia en el barrio se siente profundamente. Su esquina, ahora vacante, resguarda sus memorias, como un eco persistente de su pasión y calidez humana.